Una relación sellada antes del golpe
En el juicio a Patti, una perito reveló documentos de la ex División de Inteligencia de la Policía Bonaerense que prueban el vínculo entre los militares y esa fuerza ya en 1975. Hubo acciones coordinadas en Escobar, donde trabajaba el ex comisario.</span>
Claudia Belingeri aportó informes secretos de la policía sobre los militantes políticos de Escobar.
Por Alejandra Dandan
El Ejército coordinó acciones con la Policía de la Provincia de Buenos Aires ya antes del golpe de marzo del 76. Así lo demostró ante el Tribunal Oral Federal 1, que juzga al ex intendente de Escobar Luis abelardo Patti por delitos de lesa humanidad, una perito de la Comisión Provincial por la Memoria que desplegó una serie de archivos y documentos de la ex División de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba). La especialista mostró cómo interactuaban en 1975 el Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo y la Unidad Regional de Tigre, de la que dependía la comisaría de Escobar en la que se desempeñaba Patti. Pese al paso del tiempo y de la historia, el dato todavía es importante: las defensas del ex subcomisario y del ex comisario de Escobar Fernando Meneghini todavía intentan menoscabar ese vínculo para proteger a los acusados. Claudia Belingeri, la perito que declaró ayer, aportó además informes secretos de la policía sobre los militantes políticos de Escobar y a través de imágenes mostró un volante mimeografiado de 1975 que ya denunciaba al avezado policía, experto en la maquinaria de torturas.
“Existen múltiples legajos sobre Luis Abelardo Patti vinculados a otros hechos, motivos de otras causas”, dijo Belingeri. “En particular elegimos dos legajos, el resto fue entregado al Tribunal Oral porque mas allá de que no den cuenta de los casos específicos representan las acciones de la Comisaría de Escobar”.
Uno de los documentos sobre Patti es un legajo del 24 de enero de 1975 que se originó en base a un panfleto hallado en la calle. El documento ya replica denuncias “por actos de tortura”, “agresión física” y “utilización de la modernizada picana eléctrica” de parte del comisario de la policía local, de los “oficiales especializados en estos medios” como era alguien de apellido “Santos”, “Patti” y un “suboficial García”: “Que el pueblo sepa y juzgue a estos personajes de la represión por los pasos dados”, concluía el volante.
Claudia Belingeri llevaba casi tres horas declarando. La defensa de Patti le había preguntado cómo consiguió toda esa información, que poco a poco hundía a Patti en la maquinaria de inteligencia y de represión de la Provincia. Ella ya había explicado lo que es: perito designada por la Cámara de Casación Penal de la Provincia para la clasificación de esos informes que están resguardados por la Comisión Provincial de la Memoria. En la sala del juicio oral, en el anfiteatro municipal de San Martín, entre los acusados sólo la escuchaba el ex comisario de Escobar Fernando Meneghini. Patti volvió a quedarse en la Clínica Fleni por un cuadro de hipertensión y Reynaldo Bignone permanece desde hace una semana sin acercarse al predio por un cuadro de fiebres altas.
Hasta entonces, Belingeri había estructurado la relación orgánica entre el Instituto de Comandos Militares de Campo de Mayo con las Unidades Regionales que operaban en la zona. “La documentación seleccionada en el primer apartado -dijo es para sostener con documentos el vínculo entre Institutos de Comandos Militares y la Policía de la Provincia de Buenos Aires y otras fuerzas represivas antes del año 1976”. Entre las pruebas, mencionó un legajo de mayo de 1975: un informe elaborado por la Dipba de Tigre tras una reunión en el Comando de Institutos Militares. A la reunión fueron convocadas las fuerzas de la zona que se iban a integrar a la creación del destacamento de inteligencia: la Unidad Regional de San Martín, la UR 12 de Tigre (de la que dependía la comisaría de Escobar), los jefes de la Policía de Inteligencia de ambas jurisdicciones, la Brigada de investigaciones de San Martín y de Caseros. En realidad, dijo la experta, “las fuerzas policiales estaban siendo convocadas por las Fuerzas Armadas para trabajar en conjunto y -en ese caso sobre los establecimientos fabriles de la zona”. En esa reunión, se les dijo que cada cinco o diez días debían pasar información para poder tener controlado al movimiento de los trabajadores de la zona.
En ese contexto, leyó una serie de informes que pueden verse como producto de esa orden. La Unidad Regional de Tigre fue otro de los focos: se intenta ver cómo era la relación con las dependencias bajo control. En esa línea, se refirió a un legajo del 12 de abril del `75 a raíz de cinco muertes “de delincuentes subversivos”. Era un acontecimiento en Campana al que fueron convocados subrayó la perito personal de la Comisaría de San Miguel, de la comisaría de Escobar, de José C. Paz y un oficial inspector de la misma Unidad Regional: “Elegimos este legajo más allá de la causa para demostrar cómo se componía un grupo operativo”.
Belingeri se detuvo en los legajos de Patti. Explicó aquel del primer volante, y luego un legajo que recorre los años 1973 y 1975 y encierra la historia de una protesta de los trabajadores de un basural que estaban a punto de ser desalojados y emprendieron una lucha acompañados por organizaciones políticas y sociales: lo simbólico, dijo, es que en esa lucha aparecen los nombres de quienes más adelante iban a terminar siendo víctimas de la represión.
El legajo en cuestión era de la Mesa de actividades de las comunas. Un espía de la Dipba registró lo que sucedía en el kilómetro 48 de Escobar, señaló la protesta de unas doscientas personas, con niños, mujeres, carteles con la inscripción de Montoneros, el intento de detener a un ferrocarril a Capilla del Señor con gomas y troncos. También se dijo que contaban con el apoyo de activistas de la zona norte como la Juventud Peronista, la JTP y una Coordinadora de Actividades de la Juventud Peronista. La protesta que es de alrededor del 17 de octubre de 1973, incluyó petitorios firmados por personas que fueron víctimas de la represión. Pero en esa carpeta además, aparecieron informes del periódico El Actual, de Tilo Wenner, cuyo cadáver apareció calcinado con el de Gastón Gonçalves: “Ese recorte –dijo la perito– está dando cuenta de un conflicto social que era muy difícil para la gente de la zona y llevaba muchos días”. Los periodistas decían que “a veces a uno le cuentan historias sobre la explotación a los hermanos argentinos” pero que eso “no puede ocurrir en el kilómetro 48 de Escobar”. En el diario, también aparecía una solicitada de la Coordinadora de la Juventud Peronista de Escobar y el legajo contiene otro panfleto donde se lee el nombre de Patti: denuncian el hambre, la incruenta represión con granadas y gases lacrimógenos, el saldo de cuatro trabajadores heridos y nuevamente denuncian a: Santos, a Patti y el nuevo comisario de Escobar, es decir, Meneghini con la firma de la Coordinadora de la Juventud Peronista
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